LLUVIA by xtro 

Te despiertas porque el sueño vestido de cuero te echa a patadas de su cama o te despiertas porque no recuerdas según qué poeta la imaginación conoce todas las historias antes de que sean contadas o te despiertas, en mitad de la noche, porque tienes sed y el agua del grifo es arena…pero despiertas y respondes con los pulmones vacíos.

−Sí, claro que todavía lo quiero.

No duermes porque tus ojos están hinchados por el daño, la duda y la nada o no duermes porque prefieres mirar las estrellas con la persiana bajada o no duermes, otra noche más, porque una rueda chirría mientras te acompaña en tu viaje a ningún lugar…pero no duermes y buscas tu teléfono y tecleas y borras y llamas.

−¿Todavía quieres eso?

Desearías no tener que ducharte, no tener que vestirte, no tener que girar por dos veces la llave. Temes no haber despertado, que al salir no existan calles por las que caminar ni aire que apartar, que un cuchillo o una sirena te detengan, que una guerra haya volado los puentes del río, que las luces rojas de su matadero se conviertan en lava al verte llegar.

No te duchas aunque has sudado, no necesitas arreglarte. Podrías no hacerlo por pereza, por menosprecio, por despecho o rabia, por complacer en un momento de debilidad. Basta con tu pijama raído, tus bragas sueltas, las que has mojado y dejado secar no recuerdas cuántas veces ya esta tarde y comprendes que todo está como debe estar.

Sabes que tus piernas se mueven porque el mundo retrocede. ¿Por qué no llueve ya? Has sido la abeja que se golpea testaruda contra su cristal, la miga de pan aplastada por sus pies desnudos, la caja de bisagras oxidadas que solo su saliva es capaz de abrir, has sido amante, amado y otra vez abeja y miga y caja… ¿quién eres ahora?

Bebes vino dulce y bebes agua y bebes deseo y bebes sin sed; comes chocolate y bebes de nuevo. Dejas que tu zapatilla se deslice hasta caer al suelo para recoger la pierna bajo tus caderas y el dibujo interior de tu huella caliente vuelve a ser fugazmente el mapa de su existencia…también bebes recuerdos. ¿Por qué el timbre, aun esperado, nunca olvida sobresaltarte?

−Chsss… no digas hola, no quiero saber qué tiempo hace o si hay mucha o poca gente por la calle. Solo hablo yo. ¿Entiendes por qué te digo esto?

−¿Duele?

−Quítate toda la ropa y túmbate en el suelo.

−¿Te quejas? ¿Demasiado frío? ¿Demasiado duro? ¿No es esto lo que siempre has querido? ¿Llamamos al acomodador?

−¿Reconocerías su olor entre otras mil?

−No gimas, no te retuerzas…esperarás lo que haga falta…después todo irá rápido.

-Abre la boca. No resoples…deja que se llene. Ahora ciérrala y no tragues…hasta que yo te lo diga.

-Trag…¡Traga ahora! ¡Joder! ¡TRAGA AHORA!

Llega desesperado, perdido, ansioso. Que no hable o lo estropeará: una bofetada…y un escupitajo. ¿Se atreve a quejarse del frío? Nunca he tenido las bragas tan sucias debería…metérselas por la garganta…ahogarlo con ellas, que no olvide nunca. Mejor así, de pie…que le caiga con fuerza, que me mire desde muy abajo, que me mire desde su lugar. Estoy demasiado excitada…tardará en salir…me gusta oírle gemir desesperado…que deje de hacerlo o no saldrá nunca…relájate…ya cae. ¿Por qué de repente deseo que se lo trague? Pero…yo primero…

Siento que su mano y su escupitajo estallando contra mi cara me devuelven a una vida que escurre lentamente hasta mis labios. Había olvidado el frío terrible de este suelo…sus burlas saben igual que la saliva sobre la planta de sus pies. Cómo no reconocer el único olor que existe…déjamelas un poco más… Puedo esperar, puedo esperarte eternamente…te esperaré recorriendo las cicatrices de tus pechos con mis ojos, como ciempiés en fuga, intuyendo el temblor de tus piernas, buscando tus pies a los lados de mi cabeza. Por favor, déjalo salir ya…ninguna otra agua es lo bastante impura para limpiar mi cara. ¿Por qué no puedes ser corriente perpetua? Sí, agáchate, frótate…vuelve a mojarme hasta verte reventar de placer…prometo que no tragaré hasta que me lo ordenes. Prometo que siempre estarás dentro de mí.

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